domingo, 22 de enero de 2012

Hay que cortar el flujo

Cada uno de los Articulitos serviría como una entrada de un blog personal.  Todos son pequeñas anécdotas.  Cada uno dice menos que un artículo entero, porque es más corto, no porque la materia o las ideas no estén a la altura de lo que intento conseguir en un artículo, o porque he trabajado menos en plasmar y pulirlas.

La manía que tienen muchos blogueros de escribir cada o casi cada día, socava la calidad de sus blogs.  Escriben porque sienten la obligación de escribir, pasando por alto lo difícil que es escribir con autoridad, sobre todo si uno escribe corto.  Un escritor que intente, con su blog, algo próximo a la literatura debería darse cuenta de que los lectores que verdaderamente aman la literatura – su pureza, intensidad y altas exigencias – van a mosquear con el hablar por hablar.

Para muchos blogueros que también escriben en otros géneros, sus blogs son algo extra, los niños no deseados de su obra.  Al leerlos se nota que les duelen gastar el poco tiempo y energía creativa que gasten en ello.  Sólo se emocionan cuando quieren promocionar una obra suya, o para dirigirnos a un enlace que favorece sus intereses.  El resultado da vergüenza ajena.

Otro tipo de bloguero con pretensiones literarias toma en serio el género hasta cierto punto, pero no tanto como la poesía, el relato, o la novela.  El blog ha reemplazado el periodismo (en el que incluyo las reseñas) como último mojón de los géneros literarios.  Los escritores que escriben sus blogs o su periodismo sin esmero, no salen ilesos.  Cada vez que publican un texto mediocre, hacen daño a su capacidad de distinguir, en su propia obra, entre lo excepcional y lo meramente bueno. 

Para evitar caer en las trampas que pone un blog a un escritor, me atengo a dos reglas personales: publicar una vez a la semana como mucho, y no divagar del tema de escribir.  Si me pusiera a escribir una suerte de dietario, incluyendo pensamientos, ocurrencias y revelaciones aleatorias, con el único hilo común siendo el pie de autor, fracasaría estrepitosamente.  Sin un enfoque nítido y límites rigorosos para frenarme, mi voz perdería su fuerza, como una corriente palpitante que convierte en un reguero al desembocar en la tubería general.

2 comentarios:

  1. Además de muy bien escrito, me ha servido mucho para darme por aludido y hacer examen de conciencia. No se puede pedir más a una entrada. Muchas gracias.

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    1. Enrique, sí, eres culpable de lo que me refiero, pero menos que otros escritores. O quizás se note menos por tu enorme talento. Es precisamente por este talento por el que me preocupo. Si te quemas sin darte cuenta, yo perdería el placer de leerte cuando estás en plena forma.

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