domingo, 2 de junio de 2013

¿Qué hago ahora?

Un consejo sobre la escritura que se atribuya a Hemingway, “Write what you know”, es difícil traducir a español.  Traducirlo como “Escribe lo que sabes”, supondría que Hemingway no fuera consciente de que un verdadero escritor escribe para, no por, saber.  Creo que “Escribe lo que conoces” sería una traducción más acertada.  Para mí, ‘conocer’ significa ‘saber cosas acerca de’, que no es lo mismo que saber.  Yo, por lo menos, escribo sobre lo que conozco para quizás llegar a saberlo.

Hace cuatro años, al empezar a escribir La Sevilla del guiri, sabía cosas acerca de la ciudad, pero estas cosas aún estaban lejos de sedimentarse.  Ahora, después de escribir 100 capítulos de la serie, creo que sí saco del sedimento mis opiniones sobre la ciudad.

Por ejemplo, 10 premios naranja para Sevilla y10 premios limón para Sevilla (el segundo se publicará dentro de dos semanas) me salieron casi de un tirón.  No es que me salieron 7 o 8 premios, y tuve que apurar los límites del tema para dar con 3 o 2 más, o que me salieron 11 o aun 15 y tuve que recortar.  Me ocurría un premio, lo explicaba, me ocurría otro en seguida, lo explicaba, etcétera, hasta llegar a diez, y ya no me ocurrieron más.  En un santiamén, los organicé por orden de importancia.

Estoy seguro de que, en algún rincón de la mente, yo estaba trabajando en los listados durante mucho tiempo, sin darme cuenta.  Siempre me han gustado los números redondos y las líneas maestras; me parecen de confianza, aunque normalmente no soy capaz de producirlos sin mucho dudar y devanarme los sesos.  Lo que quiere todo esto decir es que, por la manera completa, contundente y aun catártica en la que los artículos se plasmaron, me pregunto si, después de 100,000 palabras consagradas a entender esta ciudad, ya escribo más de saber que de la sed de saber.  Esto, a cualquier escritor que se precie le debería servir como materia de reflexión.  Por el momento, sólo pondré por escrito lo siguiente:

Vicente Van Gogh, después de dedicarse durante diez años a su arte, escribió una carta a su hermano Teo, haciendo mención de un dibujo que acababa de hacer con gran rapidez y autoridad.  Se explicó: “Aunque lo terminé en 10 minutos, la verdad es que lo terminé en diez años y diez minutos”.

Empecé a escribir La Sevilla del guiri para saber por qué estoy en Sevilla, y a pesar de qué.  Después de cuatro años trabajando en ella, tengo las respuestas redondamente enumeradas y ordenadas.  ¿Qué hago ahora?

 

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