Antes de empezar,
en 2008, a escribir en español para los españoles, me dediqué a escribir
ficción, quizás porque era el género que más leía. Al plasmar mi obra, novelaba los momentos
fuertes y felices, además de los personajes que los sentían o no. Al encontrar, casi por casualidad, un foro, el
Diario de Sevilla, que consentía publicar
mi crónica real sobre un guiri – yo mismo – en Sevilla, llegó el momento de
enfrentarme y hacer callar de una vez por todas a los demonios internos que
me decían que en mi día a día tal como era no podría consistir la literatura.
Si el periodismo es
el género en el que, ahora mismo, más rotundamente y claramente suena mi voz, entonces
el método más infalible para dar con temas ricos es colocarme en escenarios con
potencial de emocionarme y después observarme con despego. Por eso, sabía de antemano que cosecharía mucha
materia prima en la boda de mi hermano.
Después de separar el grano de la paja, el resultado es Boda de vírgenes.
Si quiero algún día
alcanzar las alturas de la literatura, el buen camino, para mí, es dar el
respeto debido a mi vida como es, e intentar hacerle justicia al contarla. Si por este camino nunca llego a ser artista,
al menos me habré refutado mi frialdad.
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