domingo, 6 de noviembre de 2011

Un matapalabras

Hoy os brindo un principio y un final, ambos matados del artículo XXL.

Iba a empezarlo así:

“Al visitar mi colegio años después de terminar mis estudios allí, todo parecía mucho más pequeño que lo recordaba.  Los pasillos, las aulas, el auditorio, hasta los envases individuales de leche me hicieron sentirme gigantesco.
La impresión es lo contrario al visitar a mi país.  Las carreteras, las casas, las tiendas, todo, hasta los platos que ponen en los restaurantes, me hacen sentir pequeño”.

Me dejó frío esta introducción, porque, con ella, traté de describir una sensación (la de sentirme pequeño) a través de describir lo contrario (la de sentirme grande).  El principio que puse y que sigue en su lugar (el de mi hermana bebiendo cinco cafés al día), además de ser más llamativo y al grano, introduce el tema de lo sobrehumano, al que vuelvo con el frase final del artículo (“Defiendo la escala humana, no la sobrehumana.”), y también el tema de la cafeína, que me sirvió al hacer la transición a hablar de Nueva York, que es otro animal que mi país en sí, más bien su twisted sister (hermana retorcida).  Es lógico que en cuanto más planos funcione un principio, mejor, siempre que también despierte el interés del lector.

Un final también debería tocar muchos planos.  El final que acabé quitando se limitó a lo estadounidense y la naturaleza, con el objetivo de dar a entender la diferencia, a mi juicio, entre lo grande y la grandeza:

“Es ante la grandeza, no lo grande cómo me gusta sentirme pequeño, ante el mar, no ante una pila de panqueques, al pasar por las montañas, no por un centro comercial, al sumergirme en la selva, no al recorrerla en una carretera de doce carriles”.

Decidí encontrar un solo ejemplo (la parte sur de Central Park), en vez de tres, para mostrar lo grande frente a la grandeza, y lo coloqué en el penúltimo párrafo.  En el último párrafo utilizé una técnica parecida a la que en el cine se llama un montaje.  Es ideal a la hora de comparar culturas, porque superimpone imágenes de una cultura a imágenes de otra.  Se dice en inglés que una imagen vale mil palabras.  Diría que una imagen mata mil palabras.

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